noviembre 25, 2024
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El Congreso mantiene estancada una reforma para acortar la jornada laboral de 48 a 40 horas por semana, mientras que la tendencia mundial es reducirla a 32

La tendencia mundial es que la jornada laboral sea de 32 horas en lugar del estándar de 40, por lo que empresas en muchos países han emprendido distintos experimentos para hacerlo una realidad. Mientras tanto, en México, apenas se está empujando para que se reduzca de 48 a 40 e incluso esa posibilidad se está enfrentando a resistencia por parte del Congreso.

De acuerdo con la organización de investigación independiente World Population Review, el promedio anual de horas trabajadas en México es de 2.148 horas, lo que lo convierte en el país con mayor exceso de trabajo en el mundo. Una iniciativa del partido oficialista, Morena, enviada en abril, ha sufrido varios retrocesos. Primero, se postergó su debate hasta septiembre y después, los Diputados decidieron llevar a “parlamento abierto” la iniciativa, un proceso de debate con la sociedad civil que retrasa su aprobación y el cual se llevó a cabo esta semana.

Los beneficios de que los trabajadores tengan suficiente tiempo libre han sido ampliamente documentados. No solo contribuye a una mejor salud (reduciendo, así, el gasto público en este rubro), sino que también impulsa la economía a través del consumo. Pero en este tema, México pareciera atrapado en el pasado. “La evidencia sugiere que las largas jornadas de trabajo pueden perjudicar la salud personal, poner en peligro la seguridad y aumentar el estrés”, explica la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en el reporte titulado Índice de Mejor Vida (Better Life Index).

“En México, sin embargo, el 27% de los empleados trabajan largas horas en un trabajo remunerado, el nivel más alto en la OCDE, donde el promedio es del 10%”, señala la OCDE. Los trabajadores de tiempo completo en México dedican en promedio menos tiempo de su día al cuidado personal (comer, dormir, etc.) y al ocio (socializar con amigos y familiares, pasatiempos, recreación) que el promedio de 15 horas entre los países miembros.

Durante décadas, los salarios en México fueron muy bajos, haciendo la mano de obra muy atractiva para las empresas. Esto llevó a una normalización de las jornadas largas. En muchos sectores, incluyendo, por ejemplo, el de manufactura, es común que los trabajadores tomen turnos en sábado o domingo para elevar su ingreso. En oficinas, empleados buscan trabajar “horas extras”. Además, existe una arraigada cultura que refuerza la idea de que el último empleado en irse es el más trabajador, aun si fue muy poco productivo.

Este ciclo vicioso de trabajo mal pagado que lleva a más horas de trabajo tiene sus inicios en la apertura comercial del país, explica Rodolfo de la Torre, economista y director de movilidad social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) en Ciudad de México. “Desde mediados de los noventa del siglo pasado, cuando la economía mexicana se abrió al comercio exterior y se redujo de una forma muy importante la intervención del Estado en la economía, se tenía la idea de que esto iba a ser suficiente para impulsar un mercado de trabajo muy ágil e incluso se pensaba que las regulaciones laborales iban a ser un obstáculo para que el empleo creciera y fuera más remunerado”, explica el especialista.

“Pero lo que ocurrió es que la apertura comercial trajo un cambio en la estructura de la economía, en donde se privilegió el trabajo altamente calificado como complemento de la nueva tecnología y la tecnificación de los procesos productivos. Y esto puso en desventaja al trabajo no calificado que es mayoritario en México. Con esto se generaron problemas de desigualdad importantes que se han venido arrastrando ya por décadas”, dice de la Torre.

Bajo la Administración de Andrés Manuel López Obrador se ha empezado a ver un cambio, aunque todavía pequeño, ya que con la renegociación del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá, México se comprometió a subir el salario mínimo de manera significativa cada año hasta eventualmente alcanzar niveles cercanos a una paridad con sus trabajadores contraparte en los países socios. López Obrador ha sido el ejecutor de este compromiso hecho previo a su Gobierno. Por su parte, una iniciativa del partido de oposición Movimiento Ciudadano en 2022 elevó la duración de las vacaciones pagadas de los empleados de 6 días al año a 12, con lo que las condiciones de trabajo han mejorado, por lo menos, en el papel.

Países en Europa han iniciado experimentos por reducir la semana a 32, pero no solamente es una tendencia entre países ricos. En 2021, Colombia aprobó una iniciativa para reducir la jornada laboral en una hora cada año hasta 2026, de manera que termine en 42.

Este es también un tema de género, asegura Aidée Zamorano, activista por los derechos laborales y especialista en políticas públicas. “Cuando se quiere contratar para una maquila, por ejemplo, le estás cerrando en automático las puertas a las mujeres, porque ninguna escuela que podría subsanar ciertas tareas de cuidado, abre los fines de semana” o funciona hasta horas de la noche, cuando terminan los turnos en muchas ocasiones, dice Zamorano, mejor conocida por su nombre en redes sociales Mamá Godín.

Según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística (Inegi), 31,7 millones de personas de 15 años y más brindaron cuidados a integrantes de su hogar o de otros hogares en 2022. De esta población, 75.1 % correspondió a mujeres y 24.9 %, a hombres. En su mayoría son personas con alguna discapacidad, niños, adolescentes o adultos mayores los que necesitan de cuidados.

“El principal costo de oportunidad que pagamos las mujeres es justo la maternidad y que se sigue pensando que los cuidados son toda nuestra responsabilidad”, dice Zamorano. En abril, la iniciativa para reformar la Constitución de manera que se pueda recortar la jornada laboral fue aprobada por la Cámara de Diputados, pero antes de llegar al pleno, se decidió hacer el parlamento abierto.

“Lo que están haciendo es retrasar un paso el proceso legislativo”, explicó Zamorano, “creo que no están viendo los beneficios de darle entrada a las mujeres”.

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