noviembre 22, 2024
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El déficit prolongado de lluvias genera que la sequía siga avanzando en México, debido a las condiciones climatológicas. La falta de agua se agrava por temas sociales.

Desde siempre, periodos de calor/frío, lluvias/sequía y sus consecuencias han afectado a la humanidad, pero al parecer se nos ha olvidado lo cíclico de nuestra atmósfera y tarde o temprano, las condiciones se repiten. Así pues, en México hemos visto esta situación, y este 2023 no es la excepción.

El calor y la sequía está siendo lo relevante este año, tras los efectos de La Niña desde 2020 que naturalmente incrementa periodos secos; asimismo, anticiclones y ahora, efectos de una erupción volcánica a nivel global, nos han generado las condiciones mencionadas. ¿La población tiene algo que ver?

Actualización de la sequía en México

Hasta el 15 de septiembre, el reporte del Monitor de Sequía por parte del Servicio Meteorológico Nacional muestra que la sequía sigue en aumento. Las lluvias de primavera disminuyeron su intensidad entre abril y mayo, pero con la ola de calor y ausencia de lluvias en junio, lluvias escasas de julio-agosto y un septiembre seco, la han vuelto a fortalecer.

Actualmente, se tiene extensión del 67.1% del territorio mexicano con algún grado de sequía, 7% más que el 31 de agosto. Los estados más afectados con intensidad severa a extrema son Sonora, Chihuahua, Sinaloa, Durango, Nayarit, Zacatecas, Aguascalientes, San Luis Potosí, Jalisco, Guanajuato, Querétaro, Michoacán, Hidalgo, Tamaulipas, Estado de México, Morelos y Guerrero.

En la Vertiente del Golfo hacia la península de Yucatán y las costas del Pacífico muestran intensidades moderadas a severas, incluso algunas zonas libres de sequía. Justamente, la península de Baja California está completamente libre por el impacto del huracán Hilary y debido a que es una zona desértica, la lluvia queda como un extra o de reserva.

¿Qué otras sequías hemos tenido?

A nivel nacional, la sequía de 2011 es la peor desde que comenzó a realizarse el monitor de sequía en 2002. Nuevamente, el fenómeno climático de La Niña prolongado que inició en 2007, cambió a El Niño en 2009-2010 y regresó por 3 años finalizando en 2012, lo que propició un gran evento de sequía en el país.

En 2011 se presentó la peor sequía de los últimos 20 años, pero los efectos negativos de la sequía actual son peores; esto posiblemente por mayor población y sus necesidades.

mediados de 2011, se tuvo la mayor intensidad y extensión, llegando a abarcar un 87% del país con algún grado de sequía, al mismo tiempo que la categoría máxima de “excepcional” tuvo un 23% del país, la mayor en toda la historia y para dimensionar con la actual, el 0% de México la tiene actualmente.

Entonces, ¿por qué la estamos pasando tan mal? La respuesta es fácil, pero al mismo tiempo complicada. Por un lado, la gente olvida fácilmente lo que ocurrió en el pasado y lo que se da en el presente es lo nunca antes visto; también influye el que estemos habitando zonas que antes no, situación que nos da un panorama nuevo.

La población genera un gran impacto negativo

De acuerdo con el INEGI, en 2010 la población total era poco más de 112 millones de personas, llegando a 126 millones en 2020, es decir, probablemente ahora hay más 15 millones de humanos que necesitamos más agua, más alimento, más trabajo, más zonas dónde vivir, etc.

Con esto, las áreas verdes se reducen, las empresas crecen y se extienden y nuevamente, se necesita mucha más agua en esta década que en la anterior, por lo que la crisis hídrica es más grave que hace 10 años.

La sequía de 2011 ocupa el 1er lugar por intensidad y extensión, el 2do y 3er lugar corresponde a los años 2021 y 2006, siendo este 2023 el 4to lugar, es decir, meteorológicamente, NO estamos en la peor situación, entonces ¿Por qué hay tanto caos en la falta de agua? La lluvia hace falta, pero si somos más personas, necesitamos más agua.

Entre más población hay, más necesidad del vital líquido se requiere, agravando la crisis hídrica.

La industria, ganadería, agricultura, servicios básicos y simplemente el consumo humano, entre otros, requieren cada vez más cantidad del vital líquido, extrayéndose de los ríos, lagos, lagunas, arroyos y del subterráneo que ya se están secando ante el déficit de precipitaciones, por lo hace evidente el impacto negativo que tenemos ante los periodos de sequía.

Tenemos esperanzas de que haya más lluvia

Los modelos siguen siendo esperanzadores en mostrar el cambio de la circulación atmosférica este otoño-invierno asociado al fenómeno de El Niño. Conforme pasen las semanas de estas estaciones, el panorama luce para el incremento de lluvias y descenso de temperaturas, que puedan ayudarnos a mejorar el panorama.

Entre octubre y noviembre, la interacción de ciclones tropicales, con la corriente en chorro y frentes fríos puede resultar en estas condiciones húmedas y más frías por periodos. La corriente en chorro, viento fuerte en niveles altos a más de 8 km, puede transportar gran cantidad de humedad desde el Pacífico, con posibles DANAs o tormentas invernales.

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