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Katie Holmes es una estrella en todos los aspectos. Es una mujer que se hizo famosa antes de Internet y que, de alguna manera, parece que siempre ha estado ahí. En la televisión, en el cine y en las campañas publicitarias, pero también en las fotos de los paparazzi, en las columnas de chismes, en las páginas web de moda y en las historias de Instagram.
Es una mujer para todos los públicos (vestida con camisetas oversize, jeans boyfriend y Adidas Sambas) que llama la atención de todos. El poder que tiene sobre los armarios de la gente se puede identificar a través del número de mujeres en las ciudades metropolitanas que se visten con su estilo casual y, a veces, algo masculino.
De vez en cuando, a Holmes le gusta jugar con la fórmula de jeans y camiseta de los 90. Más recientemente, la actriz fue fotografiado con un par de mocasines azules (pulidos y de tacón bajo) que parecen a la vez sacados del armario de un príncipe Tudor o de un duende desobediente. Quizá se despertó y pensó: ‘¿De verdad quieres algo que emular? Entonces, ¿qué tal si deslizo mis pies en este par de zapatos y espero a que los paparazzi me encuentren?’ A estas alturas, Katie Holmes sabe que hasta el más mínimo cambio en su vestuario llamará la atención: ya sea que salga con cuñas de corcho o que cambie su anillo de la nariz de plata a oro.
Los mocasines de Holmes son cautivadores porque me recuerdan a este tipo de zapatos medievales, diseñados para llevarlos con mallas, calzoncillos por fuera y algún tipo de pergamino extremadamente largo. Me gustaría verla saltar en el aire y chasquear los talones como un Rumpelstiltskin picaresco, quizá después de resolver un acertijo desafiante o de convertir paja en oro.