En opinión de Claudia Santillana, mientras la información veraz de Carlos Loret de Mola no trasciende y no despierta a la oposición, el chisme populachero de Sanjuana Martínez y Notimex ha sido un verdadero escándalo.
Hablemos con la verdad. En este país tan convulsionado, entre tanto acaloramiento político y social, todo parece estar al revés. Como en aquellos inolvidables programas del Chapulín Colorado.
Resulta que la gente está asimilando y procesando la información de una manera muy extraña.
Carlos Loret de Mola lleva años presentando videos, audios, documentos y cuanta cosa haga falta para exhibir al presidente Obrador, a sus colaboradores y hasta a sus hijos, y nomás no pasa nada. Aceptémoslo: a Loret nomás no lo pelamos. Ya nos acostumbró a sus revelaciones y lo ignoramos.
Solo hay una persona que nunca ignora a Carlos Loret de Mola y ese es el líder de todos los mexicanos: Andrés Manuel López Obrador. Digamos que el presidente es fan de Carlitos: Obrador se avienta todos y cada uno de los reportajes que realiza Loret, hace berrinche, se enoja, exige que el periodistas le rinda cuentas al pueblo bueno y sabio acerca de cuánto gana, lo acusa de tener cientos de “depas” muy lujosos y a diario lo menciona en sus mañaneras. Pero hasta ahí.
En lo demás Loret de Mola no trasciende, no golpea políticamente hablando ni a AMLO ni a Morena y mucho menos rasguña a Claudia Sheinbaum. Tantas y tantas revelaciones de Carlos Loret no cambian en nada las encuestas, no sacuden a la opinión pública y, lo más grave, no anima a la oposición. O sea, en realidad no pasa nada con la información, verídica por cierto, que transmite Carlos Loret de Mola.
¡Ah! Pero no se diga del caso Sanjuana Martínez, que nos cuenta en La Jornada, con mucho drama de por medio, que fue una pobrecita mujer a la que le ofrecieron 11 millones de pesos para entrarle a la “cooperacha” para la campaña de Sheinbaum pero que ella es muy honesta y dijo “no, gracias”, y además todo eso lo publicó en el diario que más adora López Obrador y cualquier persona de la izquierda radical o moderada.
No presentó Sanjuana ninguna prueba de nada, seguramente porque no ocurrió lo que ella dijo, pero con un simple texto probablemente inspirado en el enojo porque no la dejaron trabajar en paz en Notimex, logró lo que no pudo Carlitos Loret de Mola en años y años de audios, videos, documentos y más: provocar un verdadero escándalo que sí anima a la oposición, que algo levanta a la alicaída Xóchitl Gálvez y que por primera vez le quita la iniciativa a Claudia Sheinbaum: ya se verá si también le quita votos en las encuestas.
¿Alguien entiende? La gran diferencia entre Carlitos Loret de Mola y Sanjuana Martínez es que el primero presenta pruebas siempre, mientras que ella se aventó un dramón en La Jornada basado en acusaciones que no puede probar.
Creo que resultó tan trascendente esta situación porque fue la La Jornada el periódico que publicó la queja de Sanjuana. Y es extraño que esto haya pasado.
Es decir, el presidente le pide pruebas a Sanjuana de sus dichos. Cosa que no le pide a Carlitos Loret porque este ya las presentó. Pero aun cuando Sanjuana no las presente ni las presentará el escándalo es descomunal.
Pero al no haber pruebas empieza a existir la sospecha de el porqué de este drama sanjuanezco.
¿De dónde viene?, ¿quién empoderó a Sanjuana para decir algo así sin sustento o prueba alguna y por qué anda tan sentida con su adorado presidente?
Porque extrañamente, antes de que lanzara la bomba en la plataforma X, Sanjuana publicó una foto donde sale abrazando al líder de la nación como diciéndole: “Yo lo quiero mucho presidente, perdóneme por la bomba que voy a soltar”.
Total que entonces al parecer, ya habrá que consultar a La Jornada como cuando por allá de los ochentas y quizá a finales de los noventas consultábamos la Sección Amarilla. Recordarán los de mi generación (1973) que era un libro gordote de páginas amarillas en donde se consultaba todo lo inimaginable, de la A a la Z. Sus páginas delgadas, pero con harta información habitaron las casas de muchísimos mexicanos que teníamos el poder adquisitivo de poder contar con línea telefónica. ¡Qué tiempos tan bellos!
Pues bien, ahora La Jornada se volverá esa Sección Amarilla que usarán todos los que jamás imaginaron usarla, para consultar toda clase de chismes, sean comprobables o no.
Eso es lo grave. Que nos alimentamos de chismes y no de verdades. Por eso los programas de espectáculos tienen tanto rating. Porque ahí se difunden chismes y el chisme genera morbo y de ahí el escándalo. Ni Paty Chapoy ha logrado lo que logró Sanjuana en estos días.
Mientras tanto, el presidente de todos los mexicanos pues observa con gusto y risa cómo la información veraz de Carlos Loret de Mola no trasciende y no despierta a la oposición, mientras que el chisme populachero de Sanjuana ha sido un verdadero escándalo.
Así las cosas en mi país y las noticias.
Ahora algo tendrá que aprenderle Carlos Loret de Mola a Sanjuana para que la notas que lanza repercutan tanto como las de Sanjuana.
La que se puso feliz fue Xóchitl Gálvez, quien tenía rato preguntándose: “¿Y ahora quién podrá defenderme?”… Pues sí, apareció la superponía: “¡Yo, Sanjuana Jornada Chapulina Colorada!”.